Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
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Cómo relacionarnos con el bebé prematuro
Al principio, todo es desconsuelo, confusión e incertidumbre. Seguramente recién estés recuperándote de esta llegada inesperada. Quizás no hubo tiempo para ajustarte al embarazo y menos aún para ser madre. Puedes sentir que el apuro del bebé y la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), “fría”, llena de cables y monitores, tampoco ayuda. Pero este es un tiempo importante para que tú y tu bebé comiencen a conocerse y para que gradualmente vayas asumiéndote en tu rol de madre y el papá en el de padre.
Muchos padres primerizos se sienten inseguros y ansiosos. Estos sentimientos pueden ser más intensos ahora que tu bebé está en la UCIN, pero esto es también algo esperable. Quizás tengan miedo de acariciarlo porque les parece frágil y pequeño.
Aún siendo una madre con experiencia, puedes sentirte desconfiada de tus habilidades para con este bebé. Ser madre en una UCIN es diferente y tiene otros desafíos. Es natural que te sientas principiante mientras vas aprendiendo las necesidades distintas de tu bebé
Dile a las enfermeras si te sientes insegura. Ellas podrán ayudarte, apoyarte y guiarte en lo que necesites para que adquieras las habilidades necesarias que requiera tu bebé.
A pesar de las barreras que puedas sentir entre tú y tu bebé, existen maneras de sortearlas. El bebé prematuro es diferente al bebé de término y por lo tanto no debemos esperar que actúe como éste. También es importante no comparar su comportamiento con el de otros bebés internados. Cada uno tiene sus propios ritmos. Lo importante es observarlo e intentar comprenderlo. El recién nacido prematuro tiene que adaptarse a la vida extrauterina para la cual aún no está preparado y tú podrás ayudarlo. Recuerda que tienes cualidades especiales que quizás ningún doctor o enfermera puede tener: un amor intenso y una familiaridad distintiva que tu bebé encuentra sumamente gratificante y que lo calma
Disfruta de los momentos especiales con tu bebé, intenta respirar hondo y relajarte para entablar una comunicación con él.
Obsérvalo con detenimiento, reconoce el tono de su piel, el ritmo de su respiración, la expresión de su rostro cuando está despierto y cuando está dormido, así podrás notar cuando se den cambios y podrás comunicárselos mejor al equipo de salud.
Su sensibilidad – el bebe prematuro es extremadamente sensible a los sonidos, la luz, el tacto y el movimiento. Le resulta trabajoso dar sentido a la información que le llega del mundo exterior. Su cerebro es aún inmaduro y no tiene todavía la habilidad de prestar atención a algunas cosas e ignorar otras, por ello, se abruma fácilmente si es expuesto a demasiados estímulos. Es importante tener esto en cuenta a la hora de la interacción. Un nivel de actividad que no le daría trabajo a un bebe a término, como cantarle, alimentarlo y acunarlo al mismo tiempo, le resultará estresante o incluso intolerable a la mayoría de los bebes prematuros. Por esto, háblale despacito, arrúllalo, mímalo, anímate a cantarle canciones de cuna, todo de a poquito.
Presta atención al lenguaje de su cuerpo, tu bebé va a responder a cada una de las conductas que realices sobre él. A veces se calmará cuando lo acaricias, otras veces te mirará cuando le hablas... muchas veces tu bebé necesitará un descanso antes de responder. A veces es difícil comprender lo que tu bebé necesita, es importante que no decaigas en la tarea de entenderlo.
Como el llanto es una actividad cansadora que requiere energía y fuerza muscular, muchos bebes prematuros no lloran mucho mientras son chiquitos. En vez, muestran su disconfort a través de reacciones físicas: cambios en el ritmo respiratorio y/o cardíaco, hipo o cambios en el tono muscular.
Decórale, dentro de lo posible su incubadora, solicítale al personal de enfermería que te aconseje. Una foto de la familia o un trapito con tu olor, pueden recordarle al bebé tu presencia cuando estás ausente.
Solicítale a las enfermeras que te informen sobre las rutinas de cuidado en las que ustedes puedan participar. A medida que van pasando los días te acostumbrarás a las distintas rutinas de la unidad y de a poco aprenderás a desenvolverte en los distintos cuidados: alimentarlo, cambiarlo, sostenerlo en brazos sin miedo.
Fuente: Clínica MESEs