Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
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Los bebés recién nacidos precisan higiene y lavados parciales en los primeros días. Para el primer baño completo, lo mejor es esperar uno o dos días después de caído el cordón umbilical. Pero ten en cuenta que, aparte de asegurar la higiene, el baño es una excelente excusa para un encuentro especial con tu bebé, en el que los juegos, las caricias y los mimos dan sentido a todo. Aprovéchalo.
No te sientas insegura a la hora de lavar o bañar a tu hijo por primera vez. Aunque sea pequeño y parezca frágil, es muy resistente; sólo tienes que tratarlo con firmeza, confianza y suavidad. Un esquema recomendado es limpiar su cola solamente con agua tibia cada vez que le cambias los pañales y bañarlo diariamente o cada 2 o 3 días, de acuerdo a la época del año y las facilidades que tengas en tu casa.
FUENTE: Bienvenido bebé | UNICEF
Conviene que laves a tu bebé cada vez que le cambias los pañales y la ropa, de manera tal de ahorrar tiempo y molestar menos al pequeño. Si quieres dejarlo bien limpito, deberás lavarle la cara, las manos y el área de los pañales, para lo cual no precisas desnudarlo por completo. La mejor herramienta para esto son tus manos recién lavadas. También podrías usar algodón, siempre y cuando lo descartes enseguida de usarlo. Las esponjas no son convenientes: se contaminan muy fácilmente.
• Lávate las manos.
• Sácale la ropa al bebé sobre un cambiador o una toalla, dejándole una camiseta puesta.
• Con tus manos limpias y mojadas en agua tibia, limpia suavemente su rostro, sus orejas y los pliegues de su cuello.
• Sécalo con una toalla limpia, sin frotar, pero comprimiendo suavemente y poniendo especial atención en los pliegues.
• Con tus manos o con algodón humedecido en agua hervida y tibia, limpia sus ojos, desde la nariz hacia fuera. Para prevenir contagios, si usas algodón evita que sea el mismo en ambos ojos.
• Quita el pañal y limpia la zona con agua tibia. Una atención especial merecen los pliegues. Lava la zona genital de adelante hacia atrás.
• Sécalo y ponle un pañal limpio. ¡Listo para que lo vistas!
Si es una niña: Limpia la vulva y el ano siempre de adelante hacia atrás y sin volver adelante, de modo de evitar que las bacterias fecales lleguen a la vagina.
Si es un varón: Limpia toda la zona con agua tibia. Limpia el ano de adelante hacia atrás. No intentes correr la piel que cubre el pene —prepucio— hacia atrás; esto lo supervisará el pediatra en cada control.
Ten a mano todo lo necesario: además de tus manos limpias, un jabón neutro o de glicerina, una toalla, pañales y ropita limpia.
1. Llena la bañera con 5 a 8 cm. de agua, empezando por el agua fría y siguiendo con el agua caliente. Con tu muñeca o codo irás probando la temperatura, hasta dar con la indicada: tibia.
2. Desnuda al bebé, pero no completamente: déjale la camiseta puesta. Lávale la cara y el cuello. Envuélvelo en una toalla y, tomándolo bajo el brazo con la cabeza sostenida sobre la bañera, lava y enjuaga su pelo con el agua de la bañera. Sécale el pelo con una toalla dando suaves toques.
3. Retira la toalla, quítale el pañal y levanta al bebé para introducirlo en la bañera, sosteniendo su cabeza y sus hombros con una mano y sus piernas con la otra.
4. Sosteniéndolo con firmeza en la bañera y sujetando su cabecita y su brazo, tómalo por debajo de la axila; el bebé se sentirá seguro. Lava su cuerpo suavemente con la mano libre. Si patea y golpea el agua, mejor.
5. Para sacarlo de la bañera, alza su cabeza y sus hombros con una mano y pasa la mano libre debajo de sus nalgas. Levántalo y envuélvelo en una toalla seca de inmediato, para que no se enfríe. Sécalo bien, siempre comprimiendo suavemente y evitando frotar, con especial cuidado de hacerlo en los pliegues del cuello, los muslos y debajo de los brazos, para evitar paspaduras.
6. Ponle el pañal. ¡Listo para que lo vistas!
La ropa que tu bebé usará en las primeras semanas de vida le quedará chica al poco tiempo. Por eso no conviene invertir demasiado tiempo y dinero en ella: basta con asegurar una serie de prendas adecuadas al clima, cómodas y prácticas para el bebé.
Como probablemente tendrás que cambiar a tu hijo varias veces al día, te conviene elegir ropa que le puedas poner y sacar fácilmente, y que se pueda lavar y secar sin dificultades.
• Para molestar al bebé lo menos posible, elige prendas amplias y con elásticos suaves o flojos en los extremos.
• Los cierres a presión son preferibles a los botones comunes.
• Los lazos no son convenientes, porque se anudan con facilidad.
• Si puedes, elige telas y texturas que no irriten la piel.
• No uses ropa de nylon, el bebé prefiere siempre la de algodón.
• En verano, trata de vestirlo con prendas que lo protejan del sol.
Serán compañía inseparable del bebé en sus 2 primeros años de vida, por lo menos, hasta que pueda controlar sus esfínteres. Por eso, conviene que aprendas la manera más eficiente de cambiar pañales.
• Antes de empezar, reúne todo lo que precisarás, porque una vez en medio del proceso, no podrás perder de vista al bebé ni por un instante.
• Lávate las manos.
• Acuesta a tu bebé sobre una superficie limpia.
• Quítale el pañal sucio.
• Con agua tibia, limpia toda la zona del cuerpo que estaba cubierta por el pañal, desde el frente hacia atrás, para evitar infecciones.
• Cada 3 o 4 horas, limpia cuidadosamente el cordón umbilical. Para ello usa —con delicadeza— una gasa mojada en alcohol y exprimida; pásala bien por el cordón. Luego enróllale una gasa seca.
Ten presente que los recién nacidos usan muchos pañales por día. Cámbiale el pañal a tu bebé en cuanto lo moje o ensucie, si quieres evitar el sarpullido y si buscas que se sienta cómodo.
Elementos necesarios: Un lugar cómodo para cambiarlo, un pañal limpio, un recipiente con agua tibia, crema protectora y un recipiente donde tirar el pañal sucio. Erupciones y paspaduras: Estas molestias se pueden evitar si cambias a tu bebé enseguida de ensuciarse, en especial si ha defecado. Las irritaciones se producen en general por contacto con algún tipo de sustancia que viene con el pañal, como gel y perfume. Le puedes poner alguna crema protectora para prevenir. Y si tu bebé tiene la piel muy sensible, trata de dejarlo sin pañales cada vez que sea posible. Si la cola se pone más roja de lo habitual, consulta al pediatra.
• Lávalo o báñalo siempre en un lugar templado, sin corrientes de aire (no tiene que ser necesariamente en el cuarto de baño).
• No introduzcas hisopos de algodón en los oídos de tu bebé: el tímpano podría dañarse. Quita solamente la cera que está en la oreja, a la vista, no adentro del conducto.
• Procura evitar el uso de esponjas.
Lo imprescindible:
• Agua hervida y tibia para lavar los ojos.
• Agua tibia en un recipiente para lavar la cara y el cuerpo.
• Toallas suaves para envolverlo y secarlo.
• Implementos para el cambio de pañal.
• Ropa limpia.