Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
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Casi todos los movimientos del recién nacido son actos reflejo, es decir, automáticos e involuntarios. No puede sostener cosas por sí mismo de manera intencional: agarra los objetos que le pones en sus manos por el reflejo de prensión con el que nace. Igualmente puedes estimularlo desde su nacimiento, con delicadeza y despertando su sensibilidad de a poco. El momento ideal para hacerlo es cuando recibe el alimento y mientras lo mudas o lo bañas. Con la leche materna, el recién nacido se nutre también de amor y seguridad.
Durante los primeros meses los bebés son sumamente dependientes, por lo que una adecuada estimulación es fundamental para maximizar sus potencialidades.
Un bebé no estimulado será, sin duda, un bebé con dificultades para adaptarse a su medio ambiente y, en consecuencia, su buen desarrollo se verá amenazado.
• Mientras lo mudas o lo bañas: masajéale suavemente el cuerpo y ponle un dedo en su manito para que lo apriete.
• Susúrrale palabras tiernas.
• Sonríele.
• Míralo a los ojos.
• Acarícialo. Tócale las manitos y la cara.
FUENTE: Bienvenido bebé | UNICEF