Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
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Recibir la información de que algo no marcha bien con el bebe que está en camino, es una de las noticias más difíciles a las que cualquier familia deba enfrentarse.
Quizás tu embarazo fue planificado y enseguida lograste concebir. Capaz tuviste que realizar tratamientos para lograr embarazarte y conocer que el bebe estaba en camino te llenó de alegría. Puedes ser primeriza o tener más hijos y quizás hayas tenido que ajustarte a un embarazo inesperado. Cualquiera haya sido tu circunstancia, a esta altura del embarazo, tus esperanzas e ilusiones ya comenzaron a tomar forma.
La noticia del embarazo es como planificar un viaje, enseguida comienzan los aprontes: te preguntas si será varón o nena, pensarás en la elección del nombre perfecto, quizás comiences a imaginarte cómo entrarás en tu ropa, cómo prepararás su ajuar, dónde dormirá; incluso te preguntarás cómo será su nacimiento… nJunto con los preparativos, quizás hayas asumido que si acudías a los controles, seguías las indicaciones de tu médico y llevabas una vida saludable, tendrías un bebe saludable (ya que esto es lo que sucede la mayoría de las veces). Es natural entonces si no imaginaste que algo pudiera estar mal con tu embarazo. Pero la ecografía te ha revelado que hay problemas. En pocos minutos, tu mundo se ha dado vuelta y ése no era el viaje que habías planificado.
A veces, los padres intuyen que algo no está bien. Cualquiera haya sido tu caso (así hayas estado optimista o intranquila) tienes que estar segura que tus pensamientos no fueron la causa del problema.
Cuando el ecografista te comunicó que tu bebe tenía un problema, puedes haber sentido que tus sueños y expectativas fueron destrozados (el bebe que te imaginabas sería sano). Seguramente afloraron muchos sentimientos encontrados: angustia, desconcierto, confusión, rabia, desconsuelo y descreimiento entre otros. Todo parece irreal. Los mismos sentimientos que ahora experimentas, también un día los tuvieron otras madres en tu misma situación (tristeza, preocupación, sensación de miedo, se siente vivir un futuro no planeado, impredecible, predomina la incertidumbre…).
Quizás te sientas confundida por unos días. Lleva tiempo para que tu mente procese esta noticia, sabes que
es real, pero te preguntas “¿Cómo puede ser?” Cuesta creer que haya sucedido algo como esto. Y muchas veces la rabia inunda todo: hacia el médico que dio la noticia, hacia otros padres (“¿por qué a mi y no a esas madres que ni se ocupan…?” hacia la pareja y en ocasiones hacia el propio hijo. Por más terrible que estos sentimientos puedan parecer, forman parte del proceso emocional de cualquier padre o madre que se enfrenta a una situación tan dolorosa.
Te sientes sumergida en un mundo desconocido: “y ahora, qué?”
Aún cuando hayas pasado por diferentes exámenes, puedes seguir teniendo preguntas sobre el diagnóstico. Como muchos padres, quizás quieras más información acerca del mismo y busques otras opiniones (a veces con la secreta esperanza de que el resultado sea otro) o tratamientos alternativos. Existe el riesgo de quedar estancados en la esperanza de una curación milagrosa que los lleve a un interminable e incansable recorrido por distintos consultorios con el desgaste familiar que esto implica.
Contarle a la familia y a los amigos puede ser muy difícil. Sólo ustedes saben cuándo y cómo es mejor contarlo. A veces necesitarán contarle a un amigo cercano, o a un familiar para tener a alguien con quien llorar. Otras veces es más fácil contarle a un amigo y pedirle que “pase” la información así las demás personas conocen la situación antes de encontrarse o hablar con ustedes.
En ocasiones es mejor esperar a haberlo aceptado uno, para así ser capaz de manejar las reacciones de los demás. Sólo ustedes pueden decidir cuánto de la historia de este embarazo quieren contar y qué palabras usar.
Muchas personas simplemente no saben qué decir, cómo actuar, qué hacer para expresar su simpatía:
• pueden tener miedo de decir o hacer algo equivocado
• pueden sentirse inútiles porque no saben cómo consolarlos y darles apoyo
Por este motivo, los familiares y amigos podrán decirles cosas que les parecerán poco simpáticas o podrán alejarse de forma tal que a ustedes pueda parecerles que ellos “no están ahí” para ustedes. Todo esto puede dejarlos sintiéndose solos y vulnerables.
Puede suceder también que, en este momento, cuanto más se necesita el acompañamiento, es cuando menos se animarán ustedes a buscarlo. Sugerencias que pueden encontrar útiles a la hora de recibir ayuda:
• Háganles saber que sus llamadas y visitas, su escucha y el permitirles llorar sobre sus hombros es muy importante para ustedes
• Reasegúrenles que no les importa que les realicen preguntas. De hecho, necesitan hablar de lo que ha sucedido y llorar sobre ello. Agradézcanles por preguntar.
• Confíenles que sería de gran ayuda para ustedes si ellos les ofrecieran cosas específicas tales como llevar a sus hijos por una tarde o hacerles las compras o la comida. Que prefieren eso antes que esperen que ustedes los contacten si llegaran a necesitar ayuda. Ustedes pueden explicarles que no tienen la energía de asignarles tareas en este momento.
• Explíquenles que prefieren que compartan sus sentimientos con ustedes honestamente, aún cuando lo hagan torpemente, tratando de levantarles el ánimo intentando decir la “cosa perfecta”. Háganles saber que comprenden que ellos puedan no saber qué decir y que está bien. Aún sus lágrimas pueden resultar un alivio en este momento.
Tengan en cuenta que, aceptar lo que sucedió es algo muy individual, necesitarán hacerlo cada uno a su propio ritmo y no según las expectativas de los demás. Según vayan teniendo más y más días buenos, irán retomando sus actividades. El dolor disminuirá conforme van pasando los días, pero sólo ustedes sabrán cuánto tiempo necesitarán para integrarlo en sus vidas. De todas formas, si sienten que han quedado estancados en una fase de dolor o que les resulta imposible retornar a sus actividades normales, sería aconsejable consultar a su médico de confianza.
Si tienes otros hijos, seguramente te surjan dudas con relación a qué decirles, cómo y cuándo. Tienes que tener confianza en que son ustedes, los padres, quienes están en el mejor lugar para decidir cuánta información es la apropiada para darles.
Mucho dependerá de su edad, nivel de comprensión y su curiosidad. No tengas miedo de involucrarlos con lo que está sucediendo. Está bien mostrarles que estás dolida, seguramente ya lo hayan notado. Diles en una forma honesta y abierta. Quizás no comprendan o recuerden toda la información, por lo que: escúchalos y respóndeles sus preguntas. Quizás sea conveniente tocar los siguientes temas:
• Explícales que ellos no tienen ese problema
• Que estén seguros que no es contagioson
• Diles que nadie tiene la culpa que el bebé esté enfermo, ellos tampoco, únicamente ocurrión
• Tienen que saber que los quieres mucho y también al bebé
• Es importante que las maestras y otras personas que cuidan a tus hijos sepan sobre el difícil momento que están pasando
Existen numerosas razones para esto:
• lo que la sociedad espera del rol de cada uno
• formas de expresar y sentir el dolor
• variaciones en sus personalidades
• forma en que fueron criados
• cómo cada uno deseaba este embarazo
En ocasiones, la relación con tu pareja puede ponerse a prueba también. “¿Cómo lo podremos manejar como pareja?” “¿Estaremos disponible para el otro?” En ocasiones te sentirás sola, aún estando juntos. Es común que el padre no exprese sus sentimientos de la misma manera en que tú lo haces. Puede sentir que su deber es mantenerse fuerte para servirte de apoyo, es por esto que quizás lo veas ocuparse exageradamente en otras cosas, tratando de distraerse y de distraerte. Posiblemente el hombre no sepa cómo demostrar sus sentimientos. Tal vez piense que hablar de sus sentimientos lo hace parecer débil. Como la sociedad espera que los hombres sean más fuertes y menos emotivos, más a menudo viven su tristeza en solitario. Muchas veces se ve que los hombres expresan su dolor hundiéndose en su trabajo
Generalmente, las mujeres son más expresivas acerca de su dolor, más emocionales, y más proclives a buscar apoyo en otras personas. Estas diferencias de estilo pueden ser malinterpretadas.
Si tu pareja no aparenta estar tan apenado como tu, puedes creer que a él no le importa la salud del bebe y puedes sentirte abandonada por él. Por el contrario, él puede sentir que tú nunca te sobrepondrás a tu tristeza o que no pones de tu voluntad para superarlo. Por esto es importante recordar que cómo una persona actúa, no siempre es un indicador real de sus sentimientos internos.
Estas diferencias pueden causar conflictos en la relación de pareja mientras luchan para arreglarse con la discapacidad de su bebe. Pero hay cosas que pueden ayudar:
• cuidarse el uno al otro, a sus sentimientos y necesidades
• compartir sus pensamientos y emociones
• aceptar sus diferencias
• reconocer el dolor del otro
• hablar del bebe
Durante los primeros días y semanas después de haber recibido el diagnóstico del bebe, tendrás mucho para aprender acerca de lo que le sucede. Es muy importante que puedas tener una relación de confianza con tu médico para que puedas sentirte segura de que tú y tu bebe estarán recibiendo la mejor atención.
Día a día, con la compañía y apoyo de tus afectos más próximos, te irás fortaleciendo y poco a poco irás superando la difícil prueba que te ha tocado vivir.