Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
Ingresa aquí el tema de tu interés.
Escribinos.
Sabemos cómo ayudarte.
La llegada del bebé produce en los hermanos diversas reacciones. El recién llegado logra, aunque los adultos queramos evitarlo, muchos de los cuidados y gran parte de la chochera que nos merecía el menor de la familia.
Los celos se producen cuando nos sentimos en desventaja. Todo niño anhela el amor y la atención exclusiva de sus padres, y pretende ser amado al máximo. En cierta medida, todo niño siente que vive a la sombra de otro, y en algún punto se siente en desventaja, siente pérdida de afecto, especialmente del cariño materno.
Muchos niños que se sienten defraudados, desanimados, que creen que ya no “pertenecen” a la familia como antes, comienzan de pronto a comportarse indebidamente: tratan de comunicar lo que sienten de forma directa e indirecta, buscando respuestas.
FUENTE: Clínica MESEs
Cada niño es diferente, pero muchos experimentan alguno de estos sentimientos:
Rabia, por la separación de su mamá y por los cambios en su vida diaria
Celos, hacia el hermanito que les está “robando” tiempo de su mamá
Culpa, por los sentimientos negativos hacia el bebé
Muchas veces los hermanitos mayores tienen cambios en su comportamiento. Algunos vuelven a tener conductas que son comunes en niños menores, otros pueden actuar con cierto rechazo hacia usted. Con estos comportamientos, su hijo quiere decirle que la necesita más que nunca.
Algunos comportamientos que usted puede notar:
• Cambios de carácter y de personalidad: Excesivamente apegado a usted, desobediente, más enojado, llanto fácil, mal humor, negativismo, impulsivo/a
• Conductas regresivas: uso de lenguaje de bebé, moja la cama nuevamente, quiere volver a tomar mamadera, se chupa el dedo
• Problemas en el sueño o en las comidas
• Problemas de adaptación social: dificultades en la escuela, dificultades con los amiguitos
• Hostilidad y agresividad:
- dirigidas al “rival” (algunas veces se alternan conductas de protección con otras de crueldad)
- hacia los padres, especialmente contra la madre (frases hirientes, contestaciones, etc.)
• Aumento de la demanda de objetos materiales: “comprame!”, “quiero!”, “dame!”. Un niño que pide mucho, que reclama atención permanente es un niño que no está satisfecho por lo que es y, por mucho que se le de, nunca estará satisfecho del todo, lo que pide no es atención, sino seguridad.
Valorizarlo le ayuda manejar su culpa por los sentimientos negativos, hacia el bebé que llama tanto la atención y le quita su reinado.
-Festejar todos sus progresos contribuye enormemente a que se sienta valorizado. Si ustedes pasan todo el día diciendo “ajó” al más chiquito, el primero tratará de competir imitando al recién nacido en un intento de ver si esa es la receta para ganar nuevamente el centro de atención.
- Trate de no reforzar el sentido de competencia o responsabilidad de hijo mayor, evite hacer comentarios del tipo: “…porque sos el más grande” o “Te tienes que portar bien porque le tienes que enseñar al bebé”.
Hacer partícipe al niño de la nueva situación.
- Que las visitas y la atención no se dirijan sólo al recién nacido.
- Con cuidado, respetar la curiosidad del niño mientras cambiamos al bebé, su deseo de mirarlo de cerca, de tocarlo, etc.
- Hacer partícipe al primer hijo es festejarle cualquier esfuerzo que haga para jugar con el bebe
- Si le decimos al primer hijo que su hermano le está mirando mientras juega, el/la más grande estará feliz de tener un admirador/a.
Elevar su autoestima para que se sientan seguros de sí mismos.
- Reducir al máximo las ocasiones en que el niño se siente en desventaja. La confianza en sí mismo es un recurso que combate el sentimiento de estar por debajo de los demás. Toda persona se lleva mejor con los demás cuando se acepta como es, cuando está conforme y en paz consigo misma. Explicarle lo que está sintiendo, en general hace que se sienta mejor.
- Reconocer y validarle los sentimientos negativos que puede estar sintiendo y cómo puede manejarlos, sentir celos es un sentimiento y como tal no podemos controlarlo, los sentimos o no los sentimos, lo que si se pueden controlar son nuestras acciones en consecuencia, que sienta celos no está mal, lo que sí está mal es que le pegue al hermanito o rompa algo por celos. Esta distinción hará que se sienta más seguro y menos culpable.
- No es conveniente complacerlo excesivamente “para evitar que se ponga celoso”, porque, por un lado, no hay forma de conformarlo y, por el otro, le confirmamos que él únicamente se sentirá bien si recibe tal o cual cosa, tal o cual atención, y, además, le hacemos creer que ese es el trato que recibirá de los demás, cuando seguramente los otros no le tratarán de esa manera exclusiva y complaciente. Se volverá entonces un niño demandante e insatisfecho, que será rechazado por sus reclamos y llamados de atención permanentes y que no podrá comprender que no es necesario recibir todo el tiempo toda la atención para saberse querido o importante.