Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
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Del dolor a la recuperación
La muerte de un bebé es una de las tragedias más difíciles y desgarradoras a las que cualquier familia deba enfrentarse. Uno no espera que un bebé muera ya que un bebé significa el principio de la vida y no el final. Esta contradicción es lo que hace que su muerte sea algo tan difícil de comprender, creer y aceptar.
Cuando nuestro bebé muere, un poco de nuestra esperanza muere con él también, nuestros sueños se quiebran. Junto con la pérdida física, hay una pérdida emocional y una pérdida de todo lo que una nueva vida promete. Lo que tanto planeaste se perdió también dejando un vacío dentro de ti y lleva un tiempo cicatrizar ese espacio vacío. Esto es así ya sea que el bebé haya muerto de recién nacido o dentro del útero.
Fuente: Clínica MESEs
Con el correr de los días aprenderás a vivir sin la presencia física de tu bebé, integrarás su pérdida a tu experiencia de vida. Es importante que sepas que tu podrás lograrlo, y eventualmente tu herida cicatrizará. El duelo es un proceso que hay que transitar, sabiendo esto, puede ayudarte a vivirlo en cierta medida con cierta esperanza, consuelo y paz.
Si bien el duelo es una experiencia absolutamente individual, es un proceso que tiene ciertas etapas, que no todos viven de la misma forma. Puedes entrar y salir de ellas, puedes volver a una o saltear otra por completo. No hay una manera correcta o incorrecta de realizar el duelo.
“Al principio, creí que nunca podría sobreponerme, pero, a medida que transcurrían los días, comencé a sentirme mejor”.
Quizás sientas impotencia y te cueste aceptar que tu bebé murió. Te preguntarás “¿Cómo pudo haber sucedido?” Te sentirás triste, enojada, confundida o sola. Quizás sientas deseos de gritar o llorar. Tal vez quieras culpar a alguien. O quizás sientas deseos de esconderte bajo una manta y jamás salir de ese refugio, en ocasiones sentirás que no puedes contener tus sentimientos.
Las fases del duelo están descritas de diferentes maneras, pero básicamente, incluyen:
• EVITACIÓN, NEGACIÓN Y DESCREIMIENTO. Cuando la pérdida es tan inconsolable, puedes encontrar necesario, al comienzo, tomarte un tiempo. Te será difícil creer que en realidad sucedió. La evitación permite tomarte ese tiempo para reacomodarte, hasta que estés pronta para aceptar esta pérdida en tu vida.
• DOLOR. La cicatrización viene a través del dolor. Puedes experimentar este dolor en la forma de:
- tristeza o depresión
- enojo (contigo misma, con tu pareja, con otras personas, con Dios)
- enfermedad - te enfermas fácilmente con gripe, resfríos o dolor de estómago
- olvido o falta de concentración
- culpa - te sientes culpable de cosas que sucedieron durante el embarazo o después del nacimiento del bebé. Esto puede ser una forma de encontrar una razón para lo que ocurrió.
• ACEPTACIÓN Y ADAPTACIÓN. Cuando comienzas a aceptar la muerte de tu bebé y comprendes que te ha cambiado irrevocablemente, tu dolor se aliviará. Integrarás la memoria de tu bebé en un lugar significativo de tu vida y corazón y estarás pronta para seguir adelante con tu vida hacia un futuro distinto y un nuevo sueño.
El duelo es un proceso doloroso. Puedes estar bombardeada por emociones conflictivas y por momentos sentirte abrumada. Si te permites experimentar el dolor estarás en el camino de sanación. Ignorar estos sentimientos sólo aumentará el estrés.
“Si te haces cargo, no estás huyendo, y eso te hace sentir bien”.
Existen numerosas razones para esto:
• lo que la sociedad espera del rol de cada uno
• formas de expresar y sentir el dolor
• variaciones en sus personalidades
• forma en que fueron criados
• cómo cada uno estaba unido al bebé
Los hombres pueden sentir que su deber es ser fuertes y firmes y que deben cumplir el rol de proteger a la familia. Posiblemente no sepan cómo demostrar sus sentimientos. Pueden pensar que hablar de sus sentimientos los hace parecer débiles. Como la sociedad espera que los hombres sean más fuertes y menos emotivos, más a menudo realizan su duelo en solitario. Muchas veces se ve que los hombres expresan su dolor hundiéndose en su trabajo.
Generalmente, las mujeres son más expresivas acerca de su pérdida, más emocionales, y más proclives a buscar apoyo en otras personas.
Estas diferencias de estilo pueden ser malinterpretadas. Si tu pareja no aparenta estar tan apenado como tu, puedes creer que a él no le importa la pérdida del bebé y puedes sentirte abandonada por él. Por el contrario, él puede sentir que tú nunca te sobrepondrás a tu duelo o que no pones de tu voluntad para superarlo. Por esto es importante recordar que cómo una persona actúa no siempre es un indicador real de sus sentimientos internos.
Hay diferencias también, porque los padres experimentan distintos niveles de apego con un bebé. El lazo entre una mujer embarazada y el bebé creciendo dentro de ella es único. Aunque para el padre el apego puede comenzar durante el embarazo, mientras experimenta más signos físicos del bebé, como verlo en la ecografía, o sentirlo cuando patea, el lazo real puede no desarrollarse tan fuertemente hasta el nacimiento. Por esta razón, los hombres pueden parecer menos afectados cuando la pérdida del bebé ocurre temprano en el embarazo.
Estas diferencias pueden causar conflictos en la relación de pareja mientras luchan para arreglarse con la pérdida de su bebé. Pero hay cosas que pueden ayudar:
• cuidarse el uno al otro, a sus sentimientos y necesidades
• compartir sus pensamientos y emociones
• aceptar sus diferencias
• reconocer el dolor del otro
• hablar de su bebé y encontrar maneras de recordarlo
“Ya pasó más de un año, y tengo un nuevo bebé hermoso, pero pienso, casi todos los días, en el pequeño varón que perdí. Él tiene un lugar especial en mi corazón. Y yo soy una persona diferente por él, aún cuando nunca lo conocí”.
Los padres que han perdido un niño cargarán con su pena por el resto de sus vidas. La cicatrización y el deseo y la habilidad de salir adelante con sus vidas llega con el tiempo. Como esto es una experiencia muy personal e individual, no hay un tiempo preestablecido para ello.
A lo largo de este proceso pueden haber situaciones que lo intensifican, por ejemplo cuando se cumplen fechas que lo recuerdan, en particular al cumplirse el primer año, nos hace creer que el dolor no ha sanado, pero no es asi, en el correr de los días vuelve la paz y la calma. También el relato de situaciones semejantes lo reavivan.
Mientras tanto, hay cosas que te servirán de ayuda que puedes ir haciendo. Tus creencias espirituales y religiosas o filosóficas pueden ayudarte a sobrellevar la pena.
Por otro lado, esas mismas creencias pueden tornarte más confusa o enojada. Sentirte enojada, especialmente con Dios, no es inusual, aunque puede ser desestabilizante. Está bien dejarle a Dios saber qué enojada y triste estás, esta descarga es necesaria para que puedas recomponer tu espiritualidad. Aceptar tu enojo y permitirte tener esos sentimientos es la mejor manera de enfrentarlos.
La pérdida de tu bebé va a tener un impacto en tus parientes y amigos aunque todos lo van a manejar de manera diferente. Muchas personas simplemente no saben qué deicr, cómo actuar, qué hacer para expresarte su simpatía:
• pueden tener miedo de decir o hacer algo equivocado
• pueden sentirse inútiles porque no saben cómo consolarte y darte apoyo
Por este motivo, los amigos podrán decirte cosas que te parecerán poco simpáticas, o podrán alejarse de manera que te parecerá que “no están ahí” para ti. Todo esto puede dejarte sintiéndote sola y vulnerable.
“Mi madre no quería hablar de ello, pero quería venir a casa y limpiar y lavar la ropa. Entonces le dejaba algunas cosas para que ella hiciera. Sé que se sentía muy útil.”
Mientras tú querrás hablar con tu familia y amigos acerca de esto en una forma que resulte cómoda para ti, acá siguen algunas sugerencias que puedes encontrar útiles:
• Hazles saber que sus llamadas y visitas, su escucha y el permitirte llorar sobre sus hombros es muy importante para ti
• Reasegúrales que no te importa que te realicen preguntas. De hecho, necesitas hablar de lo que ha sucedido y llorar sobre ello. Agradéceles por preguntar.
• Confíales que sería de gran ayuda para ti si te ofrecieran cosas específicas tales como llevar a tus hijos por una tarde o hacerte las compras, antes que sugerirte que tú los contactes si llegaras a necesitar ayuda. Tú puedes explicarles que no tienes la energía de asignarles tareas en este momento.
• Explícales que prefieres que compartan sus sentimientos contigo honestamente, aún cuando lo hagan torpemente, tratando de levantarte el ánimo intentando de decir la “cosa perfecta”. Hazles saber que comprendes que ellos puedan no saber qué decir y que está bien. Aún sus lágrimas pueden resultar un alivio en este momento.
• Pídeles que usen el nombre del bebé al referirse a él y que lo recuerden en sus aniversarios. Házles saber que aún cuando vuelvas a embarazarte y tengas otros niños, no te olvidarás del niño que murió.
• Agradéceles por su paciencia y apoyo mientras atraviesas tu duelo.
“A veces es mejor cuando las personas no dicen nada o sólo dicen “lo siento” o “estoy rezando por tí” o “estoy acá para tí””.
Ten en cuenta que, como el duelo es algo muy individual, necesitarás hacerlo a tu propio ritmo y no según las expectativas de los demás. Según vayas teniendo más y más días buenos, irás retomando tus actividades. Mientras que el dolor de perder un bebé nunca se pasa por completo, sí disminuye de tal manera que uno puede continuar con su vida y mirar hacia el futuro. Sólo tú sabrás cuánto tiempo necesitarás para sanar e integrar la pérdida de tu bebé en tu vida. De todas formas, si sientes que has quedado estancada en una fase de dolor o que te resulta imposible retornar a tu actividad normal, sería aconsejable consultar.
Dependiendo de la edad gestacional de tu bebé o de su etapa de desarrollo, habrás tenido la oportunidad –o no– de verlo, tocarlo o sostenerlo. Le habrás puesto -o no- un nombre. Pero el juntar tantas memorias y momentos como te sea posible (tales como la impresión de la planta del pie, la pulsera de identificación, fotos, ecografía, peluches) te ayudará a salir adelante, a recordar este tiempo y a sentirte más cerca de tu bebé mientras van sanando tus heridas.
Muchos padres buscan honrar la memoria de su bebé en sus vidas a través de una ceremonia tal como un funeral, un bautismo o Kaddish (el rezo judío para los muertos). Esto provee una oportunidad para que puedan decir un adiós especial y también permite a los demás miembros de la familia y amigos compartir su pena.
No hay reglas o procedimientos estandard para este tipo de rituales. Lo importante es que la ceremonia o servicio cumpla con tus necesidades.
“No tienen que quedar bien con nadie, sólo con ustedes mismos. Tienen que hacer aquello que ustedes quieran.”