Psic. Mercedes Viera Azpiroz
Psic. Rosario Valdés Strauch
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Para empezar, es necesario que conozcas tus reflejos naturales: la erección del pezón facilita la lactancia y la posibilidad de que el bebé se prenda y se alimente mejor.
• Busca una posición cómoda antes de ofrecer el pecho, pues tendrás que mantenerla todo el tiempo que el bebé quiera mamar. No hay esquemas rígidos en esto.
• Puedes amamantar en cualquier posición siempre y cuando quedes enfrentada “panza con panza” a tu bebé, sosteniéndolo con la boca a la altura del pezón.
• Sobre la cama: Recuéstate de costado y tiende al bebé a tu lado, frente a ti, de modo de que pueda alcanzar el pecho que está debajo. Sostén tu cabeza con la mano o apóyala sobre la almohada. Esta posición es buena si estás cansada o te cuesta soportar el peso del bebé por algún motivo como, por ejemplo, la cesárea. También puedes dar el pecho sentada en la cama, con almohadas a uno de tus costados, apoyando en ellas al bebé y enfrentándolo al pecho, con su cabeza hacia delante y su cuerpo hacia atrás.
• Sobre una silla: Siéntate con ambos pies sobre el suelo o sobre un banquito. Apoya tu espalda y tus brazos en almohadas y coloca una en la falda para levantar y sostener al bebé cuando sea necesario. Usa ambas manos para acercar tu hijo al pecho.
• Es importante cambiar las posiciones para vaciar mejor las mamas, prevenir la tensión de la leche en el seno y las grietas en el pezón.
FUENTE: Bienvenido bebé | UNICEF